No esperábamos esto cuando decidimos ir a bucear
por la costa norte de Mallorca. El día era espectacular; sol radiante,
temperatura cálida y la mar ligeramente fresca, la sorpresa fue al meternos en
el agua cristalina: campos y campos de medusas diversas pululando por el lar.
La estampa es espectacular.
Lo que más
tememos, al no llevar guantes, es una picadura de uno de los miles de
tentáculos de más de 50 cm
de largo. La adrenalina se dispara. Estamos rodeados completamente y no puedes
despistarte un segundo. Incluso las cavidades están plagadas de medusas. La
toma fotográfica de caproigs, cangrejos peludos, morenas, quisquillas, etc.. se
hace algo difícil si lo unimos al oleaje que nos lleva de un lado para otro.
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