Por Tomeu Mateu
Ruta do río Chanca

          En el pasado viajé que realicé a Galicia, hallé esta interesante ruta etnográfica,  discurre a lo largo del río, más bien riachuelo, A Chanca, se inicia justo a la salida de la parroquia de Dena, perfectamente balizada, aunque realmente no haría falta, tal como digo, discurrir al lado del cauce antes mencionado, en total localizamos 23 molinos (MUIÑOS) de agua (33 en total, según indican los carteles), unos pocos de ellos en perfecto estado y alguno en estado absolutamente ruinoso, también a lo largo de la ruta se hallan dos “rentadors” lavaderos.


          En los inicios de la ruta, a pocos metros del parking, ya aparecen los primeros molinos y el primer lavadero. La ruta asciende con suavidad y uno tras otro aparecen los siguientes molinos, algún que otro puente nos cambia de orilla. Esta zona está repleta de parras de uva que darán lugar al famoso ALBARIÑO, 
algún que otro prado de hierba e imponentes árboles nos flanquean, el ultimo molino da paso al bosque típico gallego aunque salpicado de los omnipresentes y foráneos eucaliptus. Impresionantes CARBALLOS (roble gallego), CASTAÑEIROS y demás pueblan la ruta, enormes helechos de hasta 1,2 metros forman parte del sotobosque, aquí la ruta adquiere cierta verticalidad. Por temas de horario no llegamos al final y descendimos por donde habíamos venido en nueva perspectiva.

          Las dimensiones de las casetas que albergan los molinos son reducidas, nada que ver con los siete molinos de agua que tenemos en Pollença, los denominados “molins de Llinars” aprovechando en este caso para la molienda el agua proveniente de la “font de Llinars”.



         Cabe destacar que estos molinos fueron el resultado de la unión de vecinos de la zona, que en diferentes grupos construyeron su propio molino para evitar pagar, una parte del resultado de la molienda a los grandes propietarios.

          De hecho el baile típico de Galicia, la MUIÑEIRA, nace en estos molinos, al juntarse los vecinos a conversar mientras se esta produciendo la molienda. De las charlas, los comentarios, se pasó a los cantos y por consiguiente al baile, eran las llamadas MUIÑADAS, estas fiestas sociales en torno a los molinos desembocaron en el baile tradicional gallego por antonomasia.